El Gran Viaje (2 aniversario) 09/02/2013
EL GRAN VIAJE (la muerte)
“La vida se oscurece o se ilumina desde el sentido que concedemos a la muerte”.
El último suspiro de esta aventura que somos es decisivo. Según sepamos anticiparlo adquiere nuestra vida su propia razón de ser.
Desde una percepción espiritual puede sentirse, como un camino hacia otra vida mejor. Seria esta nuestra vida como rampa de lanzamiento hacia una vida diferente.
Entonces la sepultura podría llegar a ser cuna de una nueva forma de existencia.
Este mundo sería la incubadora de un mundo nuevo.
¿Qué es el hombre? ¿Tiene el hombre en la muerte su límite?
Disponemos de la evidencia de haber vivido, de momento, dos vidas.
De la primera vida no guardamos memoria. Discurrió en el seno materno. Fue más corta, que esta que vivimos ahora, allí se establecieron vínculos, sensaciones, la primera relación interpersonal. En esta vida intrauterina se celebro la “unión mística”, del feto con la madre. Allí ya sentimos el calor, la voz de nuestra madre, la voz de nuestro padre, oíamos la palabra, música, ruidos sabíamos el estado de felicidad o tristeza de nuestra madre. ERAN SENSACIONES de una vida diferente.
¿Por qué no podemos pensar que esta vida que ahora vivimos, es el útero y la matriz de una vida diferente?.
Pensemos en los indicios del ámbito de la vida, de la metamorfosis del gusano a ninfa y a crisálida o finalmente mariposa. O algo más impresionante, el transito del feto a neo-nato humano, y este a bebe, niño, adolescente y finalmente a hombre.
La vida se oscurece o se ilumina desde el sentido que concedemos a la muerte.
El alma adquiere su propio vuelo en separación del cuerpo.
Quizás sea eso la muerte: el inicio del más arriesgado, inquietante y sorprendente de todos los viajes.
GRACIAS MADRE, porque después de este tu vuelo hacia otra vida, has inspirado estas letras. MADRE NOS VEMOS.